Fragmento de “Los Axiomas de Zurich”
AXIOMA MENOR III
Parte 10: Arriesgar para ganar (Leer la parte 9 para contextualizar, usar el buscador)
Decida de antemano lo que desea obtener de una
inversión, y cuando llegue a allí,
sálgase.
Continuación..........
¿Cuáles podrían ser estas "razones de peso"
para permanecer en una carrera que
usted había planeado que tendría un final determinado?
Tales razones pueden surgir
sólo de un dramático e imprevisto cambio en los
acontecimientos y circunstancias que
rodean a su inversión. No simplemente un cambio, sino una
conmoción. Una nueva
situación ha surgido, y esta situación le hace no sólo
tener la esperanza, sino más bien
la certeza de que la ganancia va a continuar. Por
ejemplo, supongamos que está
especulando con productos básicos. Tiene algunos futuros
de zumos de naranja
congelados. Ha llegado a una posición de terminar la
operación. Mantiene la fe, está a
punto de vender y recibir sus beneficios. Pero entonces
oye que una helada ha
destruido gran parte de la cosecha de cítricos de
Florida. En circunstancias como esta,
tal vez sea prudente por lo menos permanecer en la
carrera un tiempo y ver qué pasa.
Sin embargo, este
tipo de situaciones son raras.
La mayoría de las veces, se llega a una posición en que todas las señales indican una sola
cosa: Se terminó. Una excelente manera de reforzar la "terminación" es la
sensación de improvisar algún tipo de
recompensa para usted mismo. Una medalla, si se quiere.
Su promesa de antemano de
que si logra su objetivo determinado, usted tomará
algunas de las ganancias y se
comprará un coche nuevo o abrigo, o una cadena de cinco
vueltas, o algo que le haga
feliz. O invite a su cónyuge o un amigo a una
ridículamente cara comida en el
restaurante del “Ritziest”. El fin de este modo
asociándola con algo real, algo concreto,
mantiene su interés. Muchos especuladores utilizan esta
estrategia psicológica sobre
ellos, incluso aunque sean veteranos del juego. Frank
Henry se recompensaba a sí
mismo con ostras y filetes estilo americano, que amaba y
que no eran fáciles de
encontrar en su nativa Suiza. Jesse Livermore, que a
veces tenía grandes dificultades
para terminar sus operaciones, se recompensaba a sí mismo
por ganar, con la compra
de una nueva pieza para su colección de antigüedades.
María la amiga de Gerald Loeb, se solía comprar un nuevo vestido o traje. Estas
recompensas pueden parecer triviales en comparación con las cantidades de dinero apostado (en
el caso de Livermore, a
veces bastante grandes) pero lo que es importante es el
sentido que, incluso esta
aparentemente tonta recompensa puede generar. Si funciona
para usted, magnífico.
Hay muchos
consejeros de inversión que fruncen el ceño con este procedimiento.
Desde el siglo XVIII, por razones que nadie ha sido capaz
de explicar, ha habido una
creencia generalizada de que el dinero de la inversión
debe ser considerado intocable.
Se supone que no debe, gastarlo sobre todo en algo
frívolo como un plato de ostras o
un nuevo abrigo. Hay una frase especial para ese acto
sacrílego. Se llama “invadir al
capital”. ¡Y se consideraba vergonzoso! No obstante,
Gerald Loeb siempre
preguntaba, "¿Por qué tantos problemas por gastar
este dinero? ¿Para qué está allí?
¿Para contemplarlo?" Loeb fue posiblemente el primer
especulador en decir
públicamente, y sin vergüenza aparente, que un
inversor/especulador debería gastar
algunas de sus ganancias.
De hecho, Loeb fue tan lejos
como para aconsejar gastar una porción de la ganancia en cualquier actividad al año, si
uno ha cerrado una posición. El capital para Invertir, es dinero como cualquier otro
dinero, señaló Loeb. No es necesario tenerlo separado y marcado "como
intocable". Aunque ciertamente, dan
toda clase de buenas razones para defender esta teoría.
Que representa la comodidad
en su vejez, que es un paracaídas para casos de
emergencia, que es algo para dejarles
a los hijos, lo que le da una sensación acogedora. Todo
esto es bueno. Sin embargo,
usted puede divertirse un poco con el dinero también.
Tomar un poco de vez en
cuando, sobre todo al cerrar una posición, es una buena
idea y mejor de lo que
generalmente dicen que es. Por esta razón, le aconsejo
que mantenga sus capitales
especulativos, fácilmente accesible si puede. Esto se
logra más fácilmente en algunos
instrumentos especulativos que en otros, por supuesto. Si
invierte su dinero en una
casa o una moneda rara, es posible que tenga que
permanecer invertido hasta que
encuentre un comprador. Sin embargo cada vez más los
bancos están ofreciendo
acceso flexible al dinero para resolver este tipo de
iliquidez. Por medio de préstamos a
bajas tasas de interés. Tal vez usted pueda tramitar
alguno de esos.
En otros
instrumentos especulativos el acceso es más fácil y se hace mucho más
fácil con el tiempo. Bancos, corredores de acciones,
opciones sobre acciones, materias
primas, monedas, y metales preciosos han desarrollado un
nuevo e innovador tipo de
cuentas para sus clientes en los últimos años. Mantienen
todo el dinero en una especie
de extraña canasta financiera llamada “cuenta de gestión
del efectivo”, ideada por el
corredor, Merrill Lynch. Es una combinación de muchas
cosas: Es en parte un cuenta
de margen ordinario a través de la cual se puede comprar
y vender acciones en la
forma tradicional, en parte, una cuenta corriente, y en
parte, funciona como una
tarjeta de crédito. Cuando los dividendos son pagados, el
dinero automáticamente
aterriza en este híbrido de cuenta. Si yo no uso el
dinero, es transferido a una cuenta
de depósito. Si quiero en cualquier momento algo de
dinero, todo lo que hago es
escribir una orden o usar mi tarjeta de crédito. Los
cargos de las tarjetas se pagan
directamente de la cuenta. Eso es lo que yo llamo acceso
fácil. Es un sistema perfecto
para celebrar el final de una operación. Cuando finalizo
una posición, salgo con mi
esposa para un fin de semana de lujo pecaminoso en Nueva
York, utilizando mi tarjeta
de crédito.
Estrategia especulativa. Ahora vamos a ver sólo lo que el Segundo Axioma
le
aconseja hacer. El dice: "Venda lo mas pronto".
No espere hasta llegar a sus picos. No espere hasta ganar toda la racha. No estire su suerte.
Espere ganar rachas cortas. Al llegar a donde había decidido poner fin a la posición,
sálgase, haga esto incluso cuando
todo parezca color de rosa, incluso cuando usted esté
optimista, incluso cuando todo
el mundo a su alrededor esté diciendo que el auge se
mantendrá por mas tiempo. La
única razón para no hacerlo sería alguna de las nuevas
situación que se han planteado,
y si esta situación es segura puede esperar por un
tiempo. Salvo en tales circunstancias
anormales, adquiera el hábito de vender lo más pronto. Y
cuando haya vendido, no se
preocupe si el mercado sigue en la misma dirección
ganadora y usted ya no está.
Con toda probabilidad no va a seguir de largo. Pero si lo
hace, consuélese pensando en
todas las veces en que el hábito de vender lo más pronto
le hizo conservar sus
ganancias, y que si no se hubiese salido, las hubiese
perdido.