Fragmento de “Los Axiomas de Zurich”.
Parte 1
Parte 1
¿Cuáles son los axiomas y la forma en que llegaron a
existir?.
Considere el rompecabezas
de Suiza. Este lugar ancestral es un pequeño territorio rocoso de
alrededor de la mitad del tamaño de Maine. No tiene una
pulgada de costa. Es una de
las tierras más pobres en minerales del planeta. No posee
ni una gota de petróleo. En
cuanto a la agricultura, su clima y sobre todo la
topografía son inhóspitos.
Se ha mantenido
fuera de las guerras europeas durante 300 años, principalmente
debido a que, en todo ese tiempo, nunca ha habido un
invasor que realmente la
quisiera. Sin embargo, los suizos se encuentran entre las
personas más ricas del
mundo. Su ingreso per cápita está al mismo nivel de los
americanos, los alemanes del
Oeste, y los japoneses. Su moneda es una de las más
sólidas del mundo.
Suiza ¿cómo ha logrado esto? Lo hacen por ser los
inversores líderes en el mundo, y
especuladores muy inteligentes.
Este libro es
acerca de arriesgar para ganar. Y tal vez esto lo hace sonar como un
libro para todo el mundo, pero no lo es. Todo el mundo
quiere ganar, por supuesto. Sin
embargo, no todo el mundo quiere aventurarse, y esa es la
diferencia. Muchas
personas, probablemente la mayoría, quieren ganar sin
arriesgar. Esto es un deseo
totalmente comprensible. No hay nada censurable al
respecto. De hecho, muchas de
nuestras viejas enseñanzas sobre ética del trabajo,
alimentan este deseo. Se nos dice
que el riesgo es tonto. Un hombre o mujer prudente, no
arriesga más allá de los
términos inalterables básicos requeridos por la
existencia humana. La vida bien vivida
es tal vez un poco aburrida pero segura. Vale más pájaro
en mano...
Bien, cada uno entiende sus propias compensaciones. Si
usted tiene una tendencia
filosófica contra el riesgo o las apuestas, encontrará
poco útil este libro, a no ser que,
desde luego, esto cambie su mente. Pero si a usted no le
importa tomar riesgos
razonables o mejor, si le gusta el riesgo, como lo hacen
los suizos, entonces, este libro
es para usted. Aquí está todo acerca del riesgo y su
gestión. Si estudia los axiomas con
la diligencia que se merecen, pueden permitirle ganar más
operaciones de las que
usted nunca pensó posible. Lo digo sin pelos en la
lengua, pueden hacerse ricos.
El libro es acerca de la especulación en su sentido más
amplio. Se menciona con
frecuencia el mercado de valores porque ahí es donde he
adquirido la mayor parte de
mi experiencia, pero el libro no se limita a ese gran
supermercado de los sueños. Los
axiomas se pueden aplicar, a la especulación en productos
básicos, metales preciosos,
el arte o las antigüedades, a los bienes raíces, a los
negocios diarios, al casino y los
juegos de azar. Es decir, los axiomas tienen aplicación,
en definitiva, en cualquier
situación en que se ponga en riesgo el dinero con el fin
de obtener más dinero.
Todo en la vida
es una apuesta, como todo adulto sabe. Muchas personas, probablemente la
mayoría, están descontentos con este hecho y dedican su vida a buscar cómo
vivirla con el menor riesgo como sea posible. Otros, sin embargo, toman la ruta
opuesta, y entre estos están los suizos. No todos los hombres y las mujeres suizos muestran este rasgo, por supuesto, pero
si un gran número, lo suficiente, sin duda,
para permitir generalizaciones sobre el carácter nacional de Suiza. Los suizos
no se convirtieron en los mejores
banqueros del mundo, comiéndose las uñas sentados en la oscuridad de sus
habitaciones. Lo hicieron enfrentando el riesgo y calculando como gestionarlo.
En medio de sus montañas, miran alrededor del mundo y lo
ven lleno de riesgos y saben que es posible reducirlos en el
nivel personal, al mínimo y también saben que al hacerlo, tienen la oportunidad de
“sacar la cara de entre multitud”.
Para lograr
cualquier tipo de ganancia en la vida (hacerse rico o un importante logro
personal), cualquier cosa que usted defina como
"ganancia", debe asumir un riesgo
emocional y material. Esa es una ley universal. Excepto
por la ciega casualidad, no se
puede eludir. Ninguna criatura en la tierra está exenta
de obedecer esta ley
implacable. Para convertirse en una mariposa, una oruga
debe ponerse gorda y crecer
en una materia grasienta, y luego aventurarse a donde
están las aves. No hay
apelaciones. Es la ley. El suizo, observa todo esto, y
saca la conclusión de que la
manera sensata de vivir la vida no es rehuir el riesgo,
sino exponerse a sí mismo
deliberadamente a él. Participar en el juego, arriesgar.
Pero no de la manera estúpida
como lo hace la oruga. Si no arriesgar en cambio, con
atención y mucho cuidado.
Arriesgar de tal manera que sea más probable obtener
grandes ganancias que grandes
pérdidas. Arriesgar para ganar. ¿Se puede hacer esto? Se
puede. Hay una fórmula
para hacerlo. O tal vez "fórmula" es una
palabra equivocada, ya que sugiere acciones
mecánicas y falta de elección. Una mejor palabra podría
ser "filosofía". Esta fórmula o
filosofía consta de doce profundas y misteriosas normas
ideadas para asumir el riesgo
llamadas "Los Axiomas de Zúrich".
Advertencia: Los axiomas son algo sorprendentes la
primera vez que los enfrenta.
No son el tipo de asesoramiento en materia de inversión
que la mayoría de los
consejeros pueden darle. De hecho, contradicen algunos de
los tópicos más
defendidos de la inversión y el asesoramiento de
empresas. Los especuladores suizos
de mayor éxito prestan escasa atención a los
asesoramientos convencionales en
materia de inversión. Ellos tienen un mejor camino. El
término "Axiomas de Zúrich" fue
acuñado por un club de especuladores suizos de acciones y
productos básicos, que se
reunieron en torno a Wall Street después de la Segunda
Guerra Mundial.
Mi padre fue uno de los miembros fundadores. No se
trataba de un club formal. No había estatutos, cuotas, o listas de miembros. Se
trataba simplemente de un grupo de hombres y
mujeres que querían hacerse ricos, y compartían la
creencia de que nadie nunca se
enriqueció con un sueldo. Se reunían en forma irregular
en “Delmonico del Oscar” y
otros lugares de Wall Street. Las reuniones continuaron a
lo largo de los años 1950,
1960 y 1970. Se hablaba de muchas cosas, pero
principalmente acerca del riesgo. La
labor de codificación de los Axiomas de Zúrich empezó
cuando le hice a mi padre una
pregunta que él no pudo responder. Mi padre era un banquero suizo, nacido y
criado en Zúrich. Su nombre de pila era Franz Heinrich, pero en América todo el
mundo lo conocía como Frank Henry. Cuando murió, en sus obituarios destacaron
mucho el hecho de que era jefe de la sucursal de Nueva York de los colosos
financieros: Schweizer Bank Verein Zúrich y el Swiss Bank Corporation. Ese
trabajo fue importante para él, pero una vez me dijo que lo que
realmente quería que grabaran en su lápida era esta
frase: "Él jugó y ganó". Frank
Henry y yo empezamos a hablar de especulación, mientras
yo estaba aún en el
instituto. Él miraba mi libreta de calificaciones y se
quejaba de que el plan de estudios
estaba incompleto. "No te están enseñando lo que de
verdad necesitas", me decía.
"Especulación. Cómo tomar riesgos y ganar. ¡Un niño
que crece en América sin saber
cómo especular es como si estuviera en una mina de oro
sin una pala!“ Y cuando yo
estaba en la universidad y el ejército, tratando de tomar
decisiones acerca de que
carrera seguir en el futuro, Henry Frank me diría,
"No pienses en términos de un
sueldo. La gente nunca se enriquece con un sueldo, por el
contrario hay mucha gente
pobre por ellos. Tienes que hacer algo distinto por ti.
Un par de buenas
especulaciones, es lo que necesitas".
Típica forma de
hablar suiza y la absorbí como parte de mi educación. Cuando salí
del ejército con unos pocos cientos de dólares por el
pago retroactivo de algunas
ganancias, tomé el consejo de Frank Henry y rechacé las
instituciones de ahorro, que él
despreciaba. Puse mi dinero en el mercado de valores.
Tuve algunas ganancias y
algunas pérdidas, y terminé con cerca de la misma
cantidad con la que había
comenzado. Mientras tanto, Frank Henry participaba en el
mismo mercado. Entre
otras empresas, hizo un paquete de acciones con
existencias de uranio en la
salvajemente especulativa minería canadiense. "¿Qué
pasa?" Le pregunté tristemente.
"Yo invierto con prudencia y no obtengo nada. Usted
compra pastos de ganado y se
hace rico. ¿Hay algo que no he comprendido?". . .
"Tienes que saber cómo hacerlo",
dijo. "Bien, bien. Enséñeme". Me miró
largamente y en silencio.
En su cabeza,
tenía las reglas del juego especulativo que había desarrollado durante
toda su vida. Estas normas estaban “en el aire” (se
sobre-entendían, pero rara vez
se habían escrito), en la banca suiza y en los círculos
especulativos. Después de haber
vivido en estos círculos ya que tuvo su primer empleo
como secretario aprendiz a la
edad de diecisiete, Frank Henry había asimilado las
reglas en sus huesos. Pero él
expresamente no podía identificarlas o explicármelas.
Preguntó a sus amigos suizos de
Wall Street acerca de estas reglas. Los amigos tampoco
sabían exactamente cuales
eran estas reglas, sin embargo, a partir de ese momento
se dedicaron a obtener y
separar las reglas y a clarificarlas en sus mentes.
Comenzó como un juego, pero se
puso más serio a medida que los años pasaron.
Ellos
adoptaron el hábito de preguntarse a sí mismos unos a otros el porqué de
importantes movimientos
especulativos: "¿Por qué compraste oro hoy? ... ¿Qué
te hizo vender esta acción
cuando todos los demás querían comprar? ... ¿Por qué
estás haciendo esto en lugar de
aquello?" Ellos se obligaron a si mismos a articular
el pensamiento que los orientaba.
La lista de reglas evolucionó gradualmente. Se hizo más
corta, más aguda y más útil
con en el paso del tiempo. Nadie se acuerda quien acuñó
el término "Axiomas de
Zúrich", pero es el nombre por el cual las normas
vinieron a ser conocidas y aún
todavía se les conoce.
Los axiomas no han cambiado mucho en los últimos años,
han dejado de
evolucionar. Se sabe que tienen ahora su forma
definitiva: Doce Axiomas Principales y
dieciséis Axiomas Menores. Su valor me parece
incalculable. Se crecen más cada vez
que los estudio, lo que es un signo evidente de su verdad
fundamental. Son ricos en
significado, algunos fríamente pragmáticos, Otros rayando
en la mística. No son sólo
una filosofía de la especulación, sino que en realidad
son una guía para el éxito en la
vida. Ellos han hecho ricas a muchas personas.